La ventaja principal que aporta
la rúbrica de evaluación es la información que da al alumno sobre la forma en
que se va a valorar una actividad. Puede ser consciente de sus errores durante
el proceso y modificar su trabajo, aunque en la práctica, en general, los
alumnos, no muestran demasiado interés por trabajar en función de los
descriptores de la rúbrica y como dice Idoia, los resultados de una evaluación
con rúbrica son casi un calco de una sin
ella. Sin embargo permite la reflexión a posteriori sobre el propio trabajo, no
solo para el alumno, sino también para el profesor y da pie a la evaluación
entre pares en el entorno del aula.
La evaluación a través de
rúbricas de la competencia digital es especialmente interesante, ya que en ella
quedan reflejadas las etapas del trabajo, las aplicaciones que se van a
utilizar y el uso correcto de las mismas, etc. aportando al alumno una
información muy valiosa sobre la tarea, definiendo los descriptores en función de
los contenidos, por ello solo adquiere sentido cuando es tratada como una herramienta
más para llegar a los objetivos. Es decir, las competencias digitales no se
deben evaluar por si mismas sino en el contexto de una actividad cuyo producto
puede o no ser digital.
El mayor inconveniente es el
tiempo que requiere su elaboración y lo complejo que puede resultar a alumnos y
docentes acostumbrarse a trabajar con
rúbricas.
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